jueves, 3 de octubre de 2013

REPERCUSIONES 14


En la edición de Resumen del pasado jueves 26 de septiembre, se publica una entrevista al cura párroco Marcelo Siderides que evidencia su interés por despegarse de la escandalosa intervención patrimonial en la Iglesia Jesuítica (la misma puede leerse en su versión original en el siguiente enlace).


Como cada respuesta es un intento por lavar su imagen, es preciso revisar los argumentos que sostienen en el orden en que aparecieron:
 
¿Le parece importante que la gente pueda visitar la parroquia?
Sí, me parece bien que la gente vea como se está trabajando en la restauración, pero con resguardos.”
 
Un resguardo lógico por la precisión requerida en las tareas de restauro, que podrían haberse comunicado de manera práctica a través de paneles informativos expuestos en el atrio y así atemperar la ansiedad generada por el secreto que caracterizó a la obra.
 
Con respecto a la repercusión mediática que tuvieron las obras ¿Usted cómo se siente?
Lo que pasó ya pasó, y yo me siento en paz porque siempre he trabajado en forma coordinada con las autoridades y las razones mediáticas para hacer un montaje así hay que preguntárselo a los demás.”
 
Si hubiera trabajado en forma coordinada con las autoridades ¿cómo se justifica el tenor de los siguientes párrafos correspondientes a la Nota Nº 207 que la C.N.M.M.L.H. le envió el 29 de febrero de 2012?
 
“Señor Cura Párroco de la
Iglesia de la Merced – Alta Gracia
P. Siderides
S/D
 
Señor Cura Párroco:
 
Con relación a su extensa comunicación de fecha 17 de febrero de 2012, referida a nuestra Nota e instructivo C.N.M.M.L.H. Nº 121 del 2 de febrero de 2012, esta Comisión Nacional le hace saber:
 
1. Que ratifica en todos sus términos la referida Nota e instructivo C.N.M.M.L.H. Nº 121 del 2 de febrero de 2012: la cual guarda correspondencia secuencial con nuestras anteriores comunicaciones vía correo electrónico del 17 de noviembre de 2011 y Nota C.N.M.M.L.H. Nº 90 del 25 de enero de 2012.
 
2. Que conforme lo requerido en Nota C.N.M.M.L.H. Nº 167 de fecha 16 de febrero de 2012, dirigida al Instituto “Marina Waissman” de la Universidad Católica de Cördoba, cuya copia se le ha remitido, deberá Ud. designar a la brevedad a un representante técnico de las obras –ahora suspendidas- cuyo perfil profesional habrá de acreditar el pertinente expertise en intervención de bienes con valor patrimonial. Le hacemos notar que esta designación ha sido omitida, hasta ahora por Ud. en su calidad de comitente de las obras y que resulta en extremo necesaria para encausar la intervención en un protocolo técnico ordenado y riguroso.
 
3. Que esta Comisión Nacional se halla a la espera de novedades de su parte en lo relativo al modo en que esa parroquia ofrecerá un ámbito de coordinación técnica para: la continuidad de las obras, la reversión de las intervenciones incorrectas y no autorizadas, y el consenso comunitario.
 
4. Que, sin perjuicio de lo señalado y requerido ut supra, y atento las inexactitudes y  confusiones que contiene su misiva, esta Comisión Nacional le hace presente a modo de recordatorio, aclaración y respuesta:
 
a) Que ha abusado Ud. de la buena fe y el espíritu colaborativo de esta Comisión Nacional, toda vez que no habiendo Ud. cumplimentado con la presentación de un Proyecto Integral ante este Organismo se le han facilitado avances en base a documentos parciales, atendiendo a sus reiterados reclamos de urgencia por comenzar y/o continuar con las obras y a su insistencia ante el Cuerpo Colegiado y ante alguno de sus miembros que comparte con Ud. la condición de presbítero. Esta buena fe de la Comisión Nacional que facilitó los dichos avances maguer que los señalados déficits de documentación, debía corresponderse con idéntica actitud de su parte. En particular en lo tocante a dar la pertinente legitimación técnica en la obra a la representante del “Instituto Marina Waissman”, Arq. Melina Malandrino. Según se nos informa, ello no fue así por cuanto dicha profesional carecía de autoridad suficiente en el obrador para la toma de decisiones en caso extremo (v. gr. paralización de las obras ante hallazgos no previstos). Peor aún, ciertos eventos relativos al hallazgo del depósito funerario en el subsolado habrían ocurrido en ausencia de dicha profesional, según ella misma nos lo ha referido en su reciente visita a la Comisión Nacional.
 
b) Mal pudo haber autorizado esta Comisión Nacional trabajos que implicaran la destrucción del solado histórico subyacente o de restos de sepulturas antiguas (con el consiguiente agravio a los restos allí enterrados) por cuanto como ya le expresamos, el único informe respectivo del 24 de noviembre de 2011 aludía a “fragmentos óseos” (sic) que podrían aparecer debido “a la condición de suelo dinámico del piso del templo” (sic). Contrariando esta minimización del potencial arqueológico del sector, la excavación ha afectado restos esqueléticos humanos allí sepultados desde tiempo inmemorial.”
 
Por lo tanto, no se trató de un “montaje mediático”, sino de una serie de actuaciones inapropiadas que estuvieron bajo la responsabilidad de Siderides.
 
¿Nadie se acercó a preguntarle nada?
No. Por ejemplo, de las denuncias me entere después de que las habían hecho, pero nadie se vino a interiorizar por el proyecto. Es un poco difícil construir así en una comunidad que parece tener un espíritu de confrontación, y eso me parece que no aporta a una mejora en Alta Gracia.”
 
Más difícil resulta creer en la legitimidad de un proyecto que sin ser aprobado por la C.N.M.M.L.H., fue ejecutado en la clandestinidad, como lo demuestra el video del retiro de escombros en horas nocturnas. La comunidad reaccionó de manera coherente al denunciar lo que interpretó como un atropello contra su patrimonio, realizando un gran aporte a la construcción de una conciencia local sobre cómo proceder cuando un legado que debe preservarse para las generaciones futuras, corre el riesgo de ser destruido.
 
¿Con estas reformas se ha priorizado lo cultural sobre lo religioso?
Yo sé que alguna gente que ha tenido injerencia en estos conflictos son ateos, entonces la valoración del espacio es cultural y no religiosa. Es importante saberlo y decirlo, porque ha habido mucha gente que no ve esto como un espacio sagrado para celebrar la misa. Respeto a los ateos, pero esta es la casa de los creyentes y la comunidad creyente de Alta Gracia es la dueña de la iglesia.”
 
Se equivoca al escindir lo cultural de lo religioso, pues patrimonialmente, son significados que para ésta tipología arquitectónica, se superponen sin prevalencia. Equivale a separar lo material, de lo intangible; los bienes, del culto que le dan sentido y que más allá de la fe individual, trascienden como unidad y testimonio de la historia del ser humano. Excluir a los ateos de la discusión patrimonial, porque se trata de un espacio sagrado, plantea una suerte de soberanía litúrgica sobre lo que debe ser una restauración a la vez que abre una brecha por la que se puedan justificar las barbaridades perpetradas con su autorización. La comunidad creyente, no es la dueña absoluta del templo, porque desde el año 2000 es también un PATRIMONIO DE LA HUMANIDAD.
 
¿Está conforme con las obras?
El piso de ladrillo que impulsó Mario Borio lo hemos aceptado en desacuerdo. Sabemos que con la cantidad de gente que se maneja, de acá a dos años tenemos que cambiar el piso, ya que las normas de restauración de los bienes culturales de la iglesia dice que no es lo que hay que usar. Han tomado decisiones en Buenos Aires sobre un bien que no les pertenece y no respetando las normativas de liturgia que tiene la iglesia. Esas formas de proceder tan a los empujones responden a una modalidad de gestión.”
 
Mario Borio no puede impulsar nada (salvo el pórfido patagónico de la plaza Solares) porque no es arquitecto especializado en patrimonio. Según el arquitecto Mendoza, responsable de la obra de restauración, los ladrillones jesuíticos replicados que se utilizarán en la reconstrucción del solado, tendrán un tratamiento especial para evitar la abrasión. Resulta insólito que un lego en el tema como el cura párroco, cuestione las decisiones tomadas por los técnicos de un organismo oficial, simultáneamente parece olvidar que él TAMPOCO es el propietario del templo.
 
¿Usted qué piso propuso poner?
La Universidad Católica propuso poner granito natural, igual que en la Compañía de Jesus. A la Comisión (Nacional de Museos) no le gustó, pero aceptó que se pusiera mosaico granítico, que no tiene la calidad del granito natural, pero es muy buen piso. Nosotros estuvimos de acuerdo, pero después la comisión se desdijo y cediendo a las presiones de un grupo de gente, acepta poner ladrillo igual que en el museo.”
 
Si las investigaciones no hubieran arribado a una conclusión certera sobre la naturaleza original del solado jesuítico, las opciones del granito natural y del reconstituido habrían sido válidas. La posibilidad de recrear la materialidad perdida no puede desaprovecharse por cuestiones funcionales, considerando las alternativas que la tecnología hoy permite, al conjugar aspecto y resistencia.
 
¿Usted decía que las presiones hicieron que la Iglesia se quede sin calefacción?
Hay una mirada fundamentalista sobre lo que es el patrimonio, fíjate que la Iglesia Católica dice que hay que hacer un esfuerzo por conciliar la comodidad de los fieles, los avances tecnológicos y la liturgia. Con la losa radiante no se afectaría lo estético, pero estos grupos radicalizados decían que en la época de los jesuitas no había calefacción y por eso ahora tampoco debía haber calefacción. En la época de los jesuitas tampoco había televisión, y resulta que ahora todos hacemos denuncias por televisión.”
 
En patrimonio no hay fundamentalismos, existen CRITERIOS DE INTERVENCIÓN. El sistema de acondicionamiento que se había propuesto (que no era una losa radiante, lo que habría sido aún peor por las características climáticas de Córdoba) habría alterado las condiciones ambientales de temperatura y humedad del templo jesuítico, poniendo en riesgo la conservación de su imaginería y ornamentación.
 
Concluyendo, los argumentos del cura párroco para deslindar su responsabilidad, resultan atrozmente pueriles, y eluden dar una respuesta satisfactoria a los familiares de aquellos antepasados cuyos sepulcros fueron profanados y sobre los que no se tuvo la menor consideración cristiana, como correspondería a su investidura sacerdotal.