El patrimonio intangible, sostiene su vigencia en el tiempo si se conservan los escenarios y otros testimonios materiales sin los cuales perdería su sentido. Las festividades religiosas, de fuerte raigambre espiritual y por lo tanto inmaterial, no podrían concebirse sin tales bienes culturales.
Hasta hace un par de años, la tradicional procesión de la Virgen de las Mercedes, se realizaba en torno de la Plaza Solares casi del mismo modo en que se desarrollaba en tiempos en que la estancia comenzaba a convertirse en una villa.
El profundo significado de esta jornada religiosa, excedía (y excede) lo urbano como puede leerse en la detallada descripción realizada por Juan Cafferata en su libro "De la Córdoba de Ayer" editado en 1949 por la Imprenta de la Universidad de Córdoba:
"Era un día de Setiembre de 1887.
La fiesta de la Patrona, la Virgen de las Mercedes, tenía revuelta la población de Alta Gracia. Los devotos llegaban de todas partes, para asistir a la misa cantada del 24, acompañar a la Virgen y si era posible, para cargar las andas, en la procesión de la tarde. Grupos de paisanos bajaban la sierra. Montaban mulas y caballos, peludos, por las heladas; flacos por la escasez de pasto, en el invierno seco, alimentados con chala de los rastrojos del maíz."
Con los trabajos de remodelación de la Plaza Solares, el año pasado hubo que mudar la procesión a la Avda del Libertador, decisión que este año volvió a reiterarse debido a un detalle que no fue tenido en cuenta por quienes tanto empeño pusieron para que el pórfido patagónico triunfara sobre otros materiales naturales regionales o artificiales pero más funcionales: el desfile de las agrupaciones gauchas.
Aparentemente, la textura de esta roca, no sería la más apropiada para que los caballos puedan transitarla sin correr el riesgo de sufrir un accidente, con lo que arribamos a un nuevo fracaso de esta inapropiada intervención, que desde el discurso teórico seguirá pretendiendo "unificar" el centro histórico, cuando la realidad demuestra que lo está disgregando.
De algún modo, las recomendaciones originales de "La Comisión" impulsando el diseño de una plaza exclusoria del vecino, pensada para un "turista" abstracto, han triunfado lateralmente. El espacio público arrebatado a los ciudadanos, replanteado para la incomodidad y el aburrimiento perceptual, monotonamente concebido como una sala de exhibición del Patrimonio de la Humanidad, desconectado de la gente y sus necesidades cotidianas.
Desde lo turístico cultural, que la fiesta patronal de la ciudad de Alta Gracia, haya perdido su contexto patrimonial para destinarla a uno de los paisajes urbanos más anodinos que posee, resulta inadmisible y censurable.
Desde lo turístico cultural, que la fiesta patronal de la ciudad de Alta Gracia, haya perdido su contexto patrimonial para destinarla a uno de los paisajes urbanos más anodinos que posee, resulta inadmisible y censurable.