jueves, 30 de junio de 2011

EVALUACIÓN 2

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Resulta esperable en el desarrollo de una obra, que se acumulen errores por una interpretación equivocada de las tareas asignadas, fallos en la calidad de los materiales utilizados o una práctica inadecuada de las técnicas constructivas aplicadas.
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La reparación de estos errores suele formar parte de la etapa final de terminación, en la que se cuidan los últimos detalles para que el conjunto sea entregado de manera impecable.
En obras racionalmente planificadas y con una dirección técnica rigurosa, el margen de error es mínimo y pasa totalmente desapercibido, pero en los interminables detalles de finalización de la Plaza Solares, parecen llevarse el premio a la improlijidad.
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Cunetas, cordones, bordes de vereda, solados, desniveles, canteros, muros de contención, equipamiento… no hay un componente de la Plaza que carezca de algún vicio constructivo, lo que viene a comprobar el alto nivel de improvisación que tuvo el desarrollo del proyecto.
En futuras publicaciones repasaremos estos detalles que pueden escapar a la mirada cotidiana, pero que es preciso señalar para recordar el alto presupuesto invertido en esta obra y que, debido a la mala calidad en su ejecución, demandará un mantenimiento permanente.

Como contribuyentes, seguiremos pagando por años el capricho conquistado por “La Comisión” que tanto trabajó por tener un centro histórico revestido en pórfido "como se usa en Europa”…
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