sábado, 16 de abril de 2011

REVISIONES 8

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En el desarrollo de la obra de Plaza Solares, la única iniciativa de la gestión municipal que demostró una voluntad de apertura hacia la participación pública, fue el llamado a concurso para el nuevo monumento de Manuel Solares, del cual salió ganador el artista local Patricio Garbi con la siguiente propuesta:
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Con gran acierto, el escultor interpretó la trayectoria que el patriarca de la ciudad tuvo en el ámbito educativo, recordemos que en 1822 conformó la Junta protectora de Escuelas y que hacia 1837 había logrado fundar 10 escuelas, entre ellas, la de Alta Gracia que contaba con 53 alumnos. Un homenaje que la ciudad debía, tras una serie de intentos ridículos y fallidos como el legendario cuatro acostado o el más reciente Solares en carbonita a lo Star Wars. Debido a su precipitada inauguración, la Plaza Solares no pudo contar a tiempo con el conjunto escultórico y en el pedestal previsto para su emplazamiento se instaló esto:
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Pasando por alto la procedencia y circunstancias en que se decidió tal elección, puede suponerse por la precariedad del montaje (que no reparó en la desproporcionada falta de escala de una base dimensionada para una pieza de mayor tamaño), un gesto de último momento para cumplir con la inauguración oficial. Pero como en nuestro contexto generalmente lo provisorio se vuelve permanente, a casi cuatro meses de aquella ceremonia, no hay señales de la escultura creada por Garbi, pero sí de la consolidación (¿definitiva?) del artefacto sobre un volúmen de mampostería:
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¿Qué pasó con la obra ganadora del concurso? ¿Cuáles son los motivos para haber determinado que este objeto sea de exposición permanente? Con esta decisión se termina de resaltar el patético diseño de la fuente, cuyo desproporcionado desarrollo horizontal se queda sin un contrapunto vertical que la equilibre.
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Sería lamentable que el proyecto de Patricio Garbi se destine a otro sitio pero mucho más absurdo que en la Plaza Solares permanezca solamente la estatua de Juan Nieto, cuya primitivo Potrero de San Ignacio de Manresa, se localizaba más cerca del río Anisacate.
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