jueves, 24 de febrero de 2011

EVALUACIÓN 1

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La Plaza Solares fue habilitada luego de treintaisiete semanas de trabajo que no alcanzaron para completar el proyecto, que como se recordará, desborda el perímetro del espacio verde involucrando a su entorno inmediato con la premisa de "unificar" y "poner en valor" el legado jesuítico. El tiempo transcurrido desde su liberación al uso público, alcanza para evaluar el modo en que la gente se está apropiando de la intervención realizada y la calidad técnica de lo ejecutado.
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Sin dudas, el primer impacto que esta obra genera en el transeúnte es perceptual, pues la omnipresencia material del pórfido y del hormigón, invade los sentidos con su monotonía táctil y cromática, imponiéndose sobre la vegetación existente que no recibió el tratamiento paisajístico que merecía. Si esta impresión no resulta en una acabada hostilidad, se debe al hecho de haberse preservado la traza original de la Plaza Solares que oficia de "memoria de recorrido" de los altagracienses.
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Confundiendo el concepto de unificación espacial con el de homogeneización material, la obra podría ser caracterizada como un "proceso de esterilización del espacio público", porque se lo privó de cualquier elemento que pudiera entablar lazos de identidad con el entorno, con su historia y con su gente. Tanto la elección de una roca ajena a la experiencia serrana como la deliberada incomodidad en el diseño de su equipamiento, la disposición del sistema de riego (que los artesanos padecen porque fueron ignorados como usuarios), o la peligrosa profundidad de la fuente, parecen recursos del diseñador para expulsar a los vecinos de su propio corazón urbano. Esto puede comprobarse en las quejas diarias de quienes tropiezan con los bloques de pórfido mal colocados, no pueden sentarse en los bancos porque acumulan calor, son mojados mientras venden sus artesanías, o han tenido que sacar a sus niños de la fuente que por fortuna, no estaba llena aunque sí estancada.
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Otro aspecto que sorprende, considerando el presupuesto y el tiempo invertidos, es la baja calidad en la ejecución técnica. Si bien en esta serie fotográfica no alcanza a detectarse, la improlijidad de la obra es indisimulable: cordones, banquinas, desniveles, rampas, bolardos, juntas, circuito para no videntes, cantos de hormigón en taludes y bancos continuos, exceden esta aproximación crítica y serán analizados en entradas posteriores, pues preocupa notar que a dos meses de la inauguración de la obra conmemorativa del bicentenario, el proceso de deterioro haya comenzado a dar sus primeras señales.
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