lunes, 25 de octubre de 2010

DEFENSAS 4

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Las tipas de Plaza Solares, fueron motivo de atención cuando al iniciar las obras, varios árboles fueron talados. El temor por un destino similar al de aquellos olmos y fresnos se fundaba en un rumor que proponía una plaza seca que jamás se desarrolló.
Pero del otro lado del cerco perimetral, precavidamente, los vecinos continuaron vigilando el proceso constructivo y el estado de los especímenes que sobrevivieron a las motosierras y cuando la primavera avanzó, comenzaron a preocuparse por el ausente follaje de sus ramas.
Afortunadamente, hoy puede decirse que las tipas vuelven a reverdecer:
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No obstante el alivio que genera saber que los árboles aún siguen con vida, indigna verificar el maltrato cotidiano al que están expuestos: escombros y residuos son acumulados contra sus troncos, reflectores y otras instalaciones son atados a sus ramas (se espera que no clavados, como algunos carteles en los sauces del arroyo que paradójicamente invitan a la gente a no dañarlos):
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Si existiera un verdadero interés por rescatar la vegetación de este espacio verde, el presupuesto de la obra debería haber contemplado la presencia de especialistas encargados de controlar el estado sanitario de cada especie, solo hay que observar cómo continúa avanzando la plaga del clavel del aire sobre las ramas, para concluir que es una urgente necesidad.
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lunes, 18 de octubre de 2010

PROYECCIÓN 4

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Por antiguas imágenes se ha podido reconstruir la evolución del sistema de iluminación de la Plaza Solares que de los antiguos faroles a carburo pasó a las bombillas incandescentes hasta llegar a las lámparas de vapor de mercurio de la actualidad.
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Cada una, inserta en una luminaria que expresó las corrientes estéticas o ideológicas de la época, (no siempre sincronizadas con su nivel tecnológico).
La presente intervención de este espacio público ha dejando abierta la incógnita de cuáles serán los artefactos y el tipo de iluminación a incorporar, pero por las muestras instaladas provisoriamente en la explanada del Reloj Público, podría anticiparse que será alguna de las siguientes:
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Todas parecen ser descendientes de las curiosas farolas que se emplazaron en la década del sesenta.
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sábado, 9 de octubre de 2010

AVANCES 9

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En la vigésima sexta semana de trabajo, la actividad ha desbordado el espacio verde de la plaza para completar el empedrado de la calle España con sus bolardos, el encuentro con calle Solares y la sustitución de la piedra negra de la explanada del museo de la Estancia por el omnipresente pórfido.
También se ha continuado con la construcción de los desagües en Avda Belgrano sin que las excavaciones tengan la menor supervisión arqueológica.
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El grado de improvisación en el diseño de esta intervención, se hace más notable en el área del Paseo de la Estancia cuyo empedrado que no será removido, interrumpirá la pretendida unificación de los bienes patrimoniales a través de la homogeneización material del solado, (única estrategia de la propuesta).
Tampoco se resolverán los desniveles de acceso al museo con canteros y escalinatas no contemporáneas a la época jesuítica que además de perpetuar materiales locales incompatibles con la estética de la roca patagónica, resaltarán la vacuidad conceptual de un proyecto mediocre.
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martes, 5 de octubre de 2010

REVISIONES 7

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De manera simultánea pero no sincronizada, el entorno edilicio de la plaza y el casco jesuítico se va transformando sin la menor intención de respetar los criterios de diseño pautados por la ordenanza 4518, para preservar la armonía paisajística de una unidad ambiental de alto valor patrimonial.
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Alturas...
Medianeras...
Lenguajes...
Se abstraen de la importancia del centro histórico altagraciense y de manera autista imponen una presencia insolente que no llega a manifestarse como un gesto de transgresión vanguardista que pudiera enriquecer el discurso arquitectónico de la ciudad.
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Esta progresiva banalización del paisaje urbano, producto de excepciones, limitados controles y exigencias de presentación, ausencia de asesoramientos profesionales, voracidad especulativa y una constante omisión interpretativa de la ordenanza, es la natural consecuencia de la falta de un Plan de Gestión de Sitio.
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